Burbus fue la gran nave de Cristina. Un Renault Twingo del 95. Además de su primer coche fue con el que más kilometros recorrió (hasta la fecha). Lo compramos de segunda mano y el único susto que nos dió en toda su historia (que fue muy larga) fue la rotura de la correa del ventilador al poco de comprarlo. Veníamos de una compra instintiva y salvaje en el Ikea un Lunes por la noche... y en plena M40 se nos rompó.

Tampoco nos supuso gran problema. Pudimos llegar hasta Pozuelo y allí hacer el trasbordo a un coche de nuestros padres.

Aunque ya estaba previsto su reemplazo nunca supusimos que el fin de Burbus llegaría del modo que lo hizo. Un capullo conductor se atravesó en la via que Cristina y Burbus recorrian. Ni los reflejos. Ni los frenos. Ni los neumáticos. Ni los servofrenos... Nada pudo evitar que Cristina chocara contra el objeto que ocupaba el medio de la calzada.

Y allí Burbus quedó. Naturalmente eso nos obligó a buscarle reemplazo antes de lo que pensabamos...