Todo el ímpetu. Todas las ganas. Todo el interés que le prestamos al video no han conseguido que olvidemos el calor y detalle del instante que se saborea con la fotografía.

 

La verdad es que nunca nos ha motivado en exceso... pero hemos de reconocer que nos encanta verlas. A pesar de la cantidad de información que entrega, o quizás debido a eso, el video termina cansando. La fotografía guarda un segundo. Cada alma interpreta la fotografía. No están marcados mas que por la banda sonora de la vida del espectador. No hay efectos. No hay montaje. No hay producción. La fotografía recuerda lo que ocurría. Y cada uno lo recuerda como lo vivía. Como lo sintió.

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Un ruido motor que se repite en el cerebro. Un no se como empezó. Un llegar donde antes no podíamos. Una máquina eterna.

Mas allá de la pasión. Donde está se convierte en obsesión. Allí nació el Capitán Jack's. El camino más rápido entre dos puntos lejanos.