Oimiakon ya ha regresado de su prueba de fuego. Nuestro primer viaje de placer con él. Con el carruaje de hierro.

Hemos recorrido 1500 kilómetros de los cuales casi 200 han sido por pistas de tierra. Ha sido una experiencia fantástica.

Viajar con el carruaje es a cada minuto diferente. El sabor de cada kilómetro mantiene la esencia de la ruta de una forma añeja. No puede compararse a viajar con cualquier otra moto devorakilómetros.

Se viaja más cerca del asfalto. Las cuestas comienzan a dibujarse en el horizonte y poco a poco se inicia la batalla de su ascensión.

Cada cuesta es una batalla.

Cada curva un reto.

El viaje, lejos de convertirse en una reproducción del mapa se hace vivo, se saborea cada instante y a pesar de todo parece trascurrir tan rápido...

El marco de inicio que elegimos no pudo ser mejor para el carruaje de hierro. Pueblos fronterizos, colinas apartadas, valles sin fin. Enjambres de pistas de tierra...

En breve las fotos.