Desde hace muchos años el hombre (y las mujeres, claro) fantasean con la posibilidad de viajar en el tiempo. Y este hecho hace tambien que nos planteemos y filosofemos de los posibles efectos que un viaje al pasado podria realizarse.
El caso es que creo que yo (ahora mismo solo tengo constancia de que pueda ser solo yo, pero quizás alguien más haya llegado a mi misma reflexión) puedo afirmar que el viaje en el tiempo existe. No tiene nada que ver con que actualmente me encuentre inmerso en el último novelón de Stephen King (que la verdad se me está quedando corto). No. En realidad tiene que ver con los fines de semana.
Efectivamente. El jueves muere lánguidamente. Como queriendo ocultar que tras él llega el precipitado y apretado amanecer del Viernes. La mañana suele ser frenética, mucho trabajo y poco tiempo.
Y finalmente llega la tarde del viernes. Siempre hay cosas que hacer la tarde del viernes. Hay que salir de casa. O viene alguien a hacer algo a casa. La compra. Algún recado. Este fin de semana fue el medico. El médico y la suerte de conocer a Hugo, el último de la estirpe de Vanesa y Juan a quien dimos la bienvenida al mundo.
Hugo que es puro músculo con solo 4 días tratando de hacer hueco a su alma en su nuevo cuerpo. ¿Sentirá él el tiempo igual de rápido que yo?.
Bienvenida no oficial a Hugo
Y de repente ya es domingo!. La novela continúa. Queda más de lo que me hubiera gustado dejar. Mi costipado tambien continua. Queda más de lo que me hubiera gustado dejar para el resto de semana.
Mi nariz sigue taponada. Y la tos no me deja.
¿Esto no es viajar en el tiempo? ¿Cómo puede pasar tan endemoniadamente rápido?. Quizás en otro rato me detenga más en esta teoria... pero es que ya me tengo que ir a cenar!
Y en un ratito de bricolaje, caigo en la cuenta de que el Vega Ice Run que realizamos en Febrero (!!!!!) no está en el Hogar de Altair. ¡Pero como podemos estar tan desfasados.
Y es que ya casi ni nos acordamos de la primera gran aventura de Vega en moto. Fue en compañia de la nave Oimiakon... y en el mejor de los terrenos. Sobre hielo!. Navegamos por un sendero de hielo y paramos a hacer unas fotos. Como el viaje me gustó tanto, conseguí terminarlo el fin de semana siguiente (sin Vega y Cris eso sí). Fue necesaria toda la tracción de Oimiakon para superar algunos de los tramos más llenos de hielo... pero lo conseguimos.
... y ahora... Oimiakon comienza a prepararse para el Ultimo Desierto...
Pero antes, antes de eso, quedan miles de horas de trabajo, preocupaciones miles, y un quirófano que nos espera esta semana que ya arranca. Después de el de esta semana, otro más. Nada especial. Sólo aventura.