Pocas cosas pueden ser tan incordiantes como conducir hacia el trabajo bajo una espesa capa de lluvia y que se pinche una rueda.
Sin duda no es el mejor momento para vivir "aventura" de detener el coche en medio de la autopista y sumar luego la operación del cambio de rueda, reparación y demás.
La mala suerte además se tuerce siempre. Donde conseguà detener a Demian no era el mejor sitio para cambiar la rueda. Los camiones pasaban pegados y apenas habia sitio en el arcen para el coche. Era jugarse la vida.
Decidà hacer una operación poco "escrupulosa" y totalmente contraria al Codigo de la Circulación, Pere Navarro e incluso quizás el sentido común.
TenÃa esa alternativa o llamar una grua pues era imposible cambiar la rueda en esa posición.
... y me salió bien. Tras cruzar la via de servicio encontramos el humedo refugio de una estación de servicio donde sin mancharme pude averiguar como funciona el dichoso gato.
Tras cambiar la rueda por la perceptiva galleta viaje al taller de neumáticos para ver si éste tenia reparación, y claro no la tenÃa.
Aunque sea Jueves... es Lunes... por lo que a la lluvia, al pinchazo, al jugarse la vida, al desmenuzar la mente del ingeniero que diseñó el gato del coche, al llegar tarde y al esperar dos horas de pie pasando frio he de sumar el gasto de cambiar dos neumáticos a medio medio uso.
Bueno, solo queda que mañana es Viernes.
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