LA SOLEDAD


La soledad es una cosa curiosa. Cuando no la tienes , la deseas, y cuando la consigues no la quieres. Pero no porque no te guste, que te gusta, es por la situación por la que acabas consiguiéndola. Se supone que cuando vives en compañía, ya sea de tu familia, de los amigos, o de una mujer es cuando añoras esa soledad. La tranquilidad de llegar a casa y que cada cosa este en su sitio. De que no hay nadie que perturbe la lectura de tu libro favorito, el poder escuchar ese disco de Jazz que nadie soporta y tu adoras. Esa es otra, nadie entiende que a ti te pueda gustar oír durante una hora el saxo de Charlie Parker y sin embargo tienes que aguantar un disco entero de La Pantoja, de Las Rancheras de Rocío Durcal o de Blur, que tiene nombre de esa cosa pringosa y verde que a los niños les encanta tener en la mano. Pero a lo que íbamos, que me pierdo, puedes hacer lo que quieras sin que nadie critique lo que haces. Y te vas a vivir solo. Joder, que maravilla, voy a poder andar por casa desnudo, porque no sé si os habéis fijado, pero todos los tíos decimos lo mismo cuando nos vamos a vivir solos...¡ Voy a andar por casa en pelotas!. Y durante los dos primeros días lo haces. Y te paseas por las habitaciones como Dios te trajo al mundo. Te paseas, porque en realidad no tienes que hacer nada, pero joder estas en tu casa y puedes andar desnudo sin dar explicaciones. “Pero que tonterías se te ocurren, andar en pelotas por la casa, anda  tonto que eres más tonto...”¡¡¡; eso es lo que te dice tu madre, tu hermana, tus amigas... Y no coño, no eres  tonto... ¡!!eres… Gilipollas¡¡¡. Porque hay que ser gilipollas para andar en pelotas por la casa, como enseñándole tus poderes a todo el mundo. Hala, de aquí para allá con ese meneo poderoso, o no tanto, porque después de esos estudios sobre el pene de los europeos, a mas de uno se le acabo lo de fantasmear. Y eso si no te da por cocinar, que freír cualquier cosa estando en pelotas tiene su mérito. Una sola gota en lugar equivocado y… a sufrir una semana. Y es antiestético joder, pensarlo un momento, o tienes un cuerpazo que a ti mismo te excita, y eso son dos de cada… .¿1000?, o casi mejor que te tapes un poquito, ese albornoz primero, porque hay que ver como mola cuando ves en las películas a esos pedazos de actores salir a abrir la puerta con un albornoz. Pero del albornoz también te acabas cansando. Leche que te entra un frío por las piernas... y los pies que, porque ponerte unos calcetines con el albornoz... Y te coges cada catarro por  tener los pies fríos. De modo que dos meses  más tarde ya usas un pantalón de chandal y una camiseta de manga corta. Ahora si, ahora estas como quieres. Un buen sillón, tus pantalones de chandal, la camiseta de  aquel gimnasio al que fuiste cuando aun eras joven y una copa para ver el fútbol. Otra gilipollez, porque no hay nada más aburrido que beber una copa tu solo. Por la casa, un brindis, por mi sillón, por mí que soy un tío con suerte, y a cada brindis subes el vaso como si alguien fuera a chocarlo contigo. Y cuando te das cuenta de lo que estas haciendo se te queda una cara de gilipollas...
Y otra cosa, el sillón la copa, y el fútbol. Pero que coño, si a ti no te gusta el fútbol. Vamos, que no has visto un partido en tu puñetera vida y de repente te sientas delante de la tele a ver un partido, y te lo tragas entero porque…!no te vas a levantar ahora que estas en tu sillón, con tu copa¡. Claro hombre, estas en tu casa, tío, relájate, disfruta del partido, y te das ánimos a ti mismo para aguantar.                        Y cuando termina el primer tiempo estas aburrido, te duele el culo y tienes un frío de cojones, porque lo de la camisetita queda muy bien en los anuncios esos de gas natural, pero para poder ponerte en camisetita tienes que poner la calefacción en el punto seis del calentador y cuando llega la facturita de marras, se te queda una cara de ...................., eso es, de gilipollas. Porque  hay que ver que esta caro eso de poder ponerte una camisetita en tu casa.
Pero eso sí, llegas a casa después de trabajar y te pones tu música, esa música que no te dejaban oír cuando vivías con alguien, pero joder esa música ya no te dice nada, porque llevas  mas de tres meses escuchando el mismo CD. Hombre, si no lo has sacado del reproductor ni un solo día, te sale el saxo de Charlie Perker por las orejas. Entonces empiezas a mirar a todos lados buscando a quien te dé la vara, pero no hay nadie, ni un ruido tío. Vamos, que cuando llegas depre te da por buscar el cadáver. Y esos días, que nosotros también los tenemos aunque no nos baje nada, te abandonas. Si, te abandonas, te pones un chandal del año cuatro, de esos que abrigan un huevo, y una camiseta debajo de manga larga, y unos calcetines gordos, horribles, pero que dan un calorcito... La copa ya la cambiaste hace tiempo por el vaso de colacao caliente. El albornoz lo olvidaste colgado detrás de la puerta del cuarto de baño, la música empieza a parecerse sospechosamente a las Rancheras de Rocío Durcal y empiezas a pensar en comprarte un perro, un perro, porque necesitamos a nuestro lado a quien nos muestre un poco de cariño. Y lo peor, a ver como les dices a tus colegas que ya nos es todo tan maravilloso. En el trabajo, los casados están todo el día diciéndote la suerte que tienes, para ellos eres un héroe, y para los solteros que viven en casa de sus padres, que te voy a contar, eres el amo,… tu casa… para llevarte a todas las titis que quieras. Cada noche a una tía, te dicen, eres un tío grande. Como les dices tu que no te has comido un colín en todo ese tiempo. Porque no es nada fácil llevarse una tía a tu casa, y mucho menos a una cada noche, joder que no ligas ni un constipado. Y que ahora eres un partido, dicen, con trabajo, dinero, bueno, dinero, coño que hay que pagar unas letras y una electricidad, que aunque pases frío, lo de la calefacción te sale por un ojo de la cara,…  las tías se te van a rifar... Y te dan ganas de pegarle una yoya... Porque esa es otra, te haces adicto a Gran Hermano. Es que es como tener a mas gente en tu casa, al menos durante el tiempo que duran los resúmenes te consuelas viendo las miserias de otros... El caso es todo el mundo piensa que eres la leche, bueno, menos los que están en la misma situación que tu, que se limitan a sonreír y a asentir. Y cuando cruzas la mirada con esos últimos se nos queda a todos una cara de .....   GILIPOLLAS. Y de repente, después de 6 meses viviendo solo añoras la compañía de alguien que te diga donde sentarte, que ponerte, que beber, alguien que te diga que levantes la tapa del baño, y que limpies lo que ensucias. Bueno, lo de la limpieza es un caso aparte. Al principio lo limpias todo, cada vez que comes, te falta tiempo para limpiar hasta el último vaso que utilizas. La cocina esta impoluta, te duchas y rápidamente coges los útiles de limpieza y te pones a la faena hasta que no queda ni rastro de lo que has manchado. Pero entonces estas sudando y tienes que volver a ducharte... Te pasas el día quitando el polvo de los muebles, pasando la aspiradora y limpiando los cristales. Al terminar, miras a tu alrededor y sonríes con esa carita de orgullo... como si hubiéramos hecho algo importante. Lo que a nosotros nos ocupa casi tres horas las amas de casa de toda la vida lo hacen en una, y nos creemos que somos la leche, si seremos gilipollas...
El paso del tiempo nos pone en nuestro sitio, cada vez tardamos más en fregar los platos, total por dos para una persona, tampoco es tanto. Lo que ocurre es que al final siempre tienes otras cosas que hacer y la pila se llena de platos vasos y cubiertos. ! Y los vasos ¡, porque no sé si os habéis fijado, pero cada vez que vamos a beber utilizamos un vaso diferente, y después al fregadero. No aprendemos.
De modo que no seamos bobos, lo de la soledad queda muy bien en las pelis, a las protagonistas femeninas les encanta ese tipo oscuro, solitario, que vive su vida. Pero nunca se ve su casa. ¿Estará limpia,? ¿nos lo imaginamos fregando los cacharros...? no, porque entonces cambiaría la imagen que se nos ofrece. Vamos, que ya no gustaría tanto porque se parecería demasiado a la gente normal que conocemos cada día. No nos dejemos engañar, vivir solo esta bien, pero lo realmente genial es compartir tu vida con alguien a quien quieras. Entonces es cuando de verdad disfrutas de tu casa, de tu música, de tus ratos de ocio, y los disfrutas porque puedes compartirlos. Así que, me voy a buscar a alguien con quien compartir mi soledad, y vosotros haced lo mismo, no seáis gilipollas